
En la década de los años 70’ el Hip-Hop inundó las calles del sur del Bronx -en New York- como alternativa para la disidencia cultural y social. Desde entonces, se constituyó como una ventana para divulgar un sistema de valores emergente que reflexionan, principalmente, alrededor del individuo, su independencia y su capacidad de estar y vivir en sociedad.
En un artículo publicado por la Embajada de EE.UU. -titulado “El Hip-Hop: de cultura callejera a cultura masiva”- Kevin Donovan, más conocido como Afrika Bambaataa, uno de los precursores del movimiento, dice: “El poder del hip-hop reside en la comprensión mutua”; es decir, el Hip-Hop es afín a los postulados contraculturales del S. XX que promueven la tolerancia, el amor y la solidaridad.
El Hip-Hop trasciende las calles del Bronx y consolida una visión del mundo –en la década de los 80’s- a través de “El Evangelio del Hip-Hop”, escrito por Kris Parker (KRS-ONE) para quien la expresión “Yo soy Hip-Hop” resonó como metonimia de humanidad. No obstante, el movimiento se ve permeado por violentos grupos pandilleros denominados gangster que perduraron hasta 1996; año en que asesinan a Tupac Shakur y Notorius B.I.G.
El estilo gangster fomentó un estereotipo delincuencial, pedante y violento entre los intérpretes de Hip-Hop, pero progresivamente ha sido contrarrestado por un estilo más intelectual y ecléctico. En 2001 varias ONG y más de 300 activistas del hip-hop, de la mano de la UNESCO, firmaron -ante la ONU- la “Declaración de Paz del Hip-Hop”; dicho documento reconoce el Hip-Hop como cultura de paz y prosperidad internacional.
La expresión sonora del Hip-Hop se convirtió en un germen liberador de conciencias, que permite que más de una generación de jóvenes revolucionen su vida a partir de la promoción y difusión de valores éticos como el respeto, la responsabilidad y la autodeterminación o libre expresión de los pueblos e individuos. “El Hip-Hop es la cultura urbana de la era post-soul. El Hip-Hop viste libremente, baila enérgicamente, pinta las paredes con graffiti salvaje y agita los clubs con música rap” (Stavsky, L.; Mozeson, I. E. y Reyes, D. 1995. The book of rap & hip-hop slang. Nueva York: Boulevard books).
A nivel latinoamericano, el dúo de rap “Los Aldeanos” lograron que miles de cubanos –independiente de su edad y filiación política- contemplaran su realidad desde otra perspectiva y –como diría Fernando González, filósofo y escritor antioqueño- ejercieran su derecho a desobedecer. En Colombia la cultura Hip-Hop -hoy más que nunca- tiene una alta participación en la industria cultural. Esto propicia la promoción y profesionalización de este quehacer afín a la lírica, llamado también “poesía urbana”. Sin embargo, algunas de las composiciones de los raperos colombianos, desde un punto de vista gramatical, estructural, metafórico y semiótico, son exiguas.
En este orden de ideas, en el 2015, nace La Otra Esquina como una propuesta musical que se preocupa por la sinergia entre la literatura y las composiciones de música rap con el fin de aportar nuevos significantes a la cultura Hip-Hop, para fortalecer su dinámica y fomentar la reflexión y el análisis alrededor del sistema de valores éticos y morales imperantes en la sociedad colombiana y el individuo.